En los repositorios del Archivo Nacional de la Administración (ARNAD), es custodiado entre otros valiosos documentos, uno de los decretos más importantes de la historia de las Fuerzas Armadas y de Orden de nuestro país. Es el Decreto N°1.167, que da origen a la Fuerza Aérea Nacional (FAN) el 21 de marzo de 1930, firmado por el presidente don Carlos Ibáñez del Campo, y que hoy presentamos en una copia digital de su original.
La necesidad de reunir ambos servicios aéreos del Ejército y de la Marina, más el de la Línea Aérea Nacional (LAN), bajo un solo mando, fue un anhelo permanente del comodoro Arturo Merino Benítez, quien desde su designación en junio de 1926, como Director de la escuela de Aviación Militar, promovió la unificación de los tres servicios aéreos en una sola Fuerza Aérea Nacional, emulando con ello a los tres únicos países que hasta ese momento la tenían: Inglaterra, Francia e Italia.
Inspirado, el presidente Ibáñez, en los propósitos de modernización y nacionalismo de su gobierno, estableció la fusión de los servicios aéreos de los Ministerios de Guerra y Marina, que funcionaban de forma separada hasta esos momentos.
El texto del decreto, establece con claridad los fundamentos de la unificación:
Como un hecho casi natural, Arturo Merino Benítez, fue nombrado como el primer Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea Nacional. Ejerció hasta 1932 y tuvo como tarea principal la habilitación de varios aeródromos que hicieron posible conectar a Chile por vía aérea. Así, en 1947 los vuelos cubrían desde Arica hasta la Antártica y desde 1951 hasta la Isla de Pascua.
Hoy con el nombre de Fuerza Aérea de Chile (FACH), ha evolucionado desde todos los ámbitos técnico y profesionales, destacando que por primera vez en el año 2010, 57 mujeres se graduaron como cabos y pasaron a formar parte del cuadro permanente de la institución.